El sábado 4 de marzo nos reunimos en el seminario de Pamplona jóvenes de todas partes de España. Empezamos la Javierada de la mejor manera posible, con la celebración de la Santa Misa. 

Tras el  desayuno y la distribución en los coches escoba, partimos hacia Noain, donde empezaríamos la marcha. Durante el camino contamos con la ayuda de la Cruz Roja que nos repartió frutas y bebidas para seguir teniendo energías y llegar hasta nuestro destino. 

A mitad de camino hicimos una parada para hacer el tradicional Castellet y rezar el rosario.

Hicimos escala en un apartadero de la carretera para comer, donde nos juntamos todos los que hacíamos la marcha a pie con las familias que iban en coches, que generosamente nos dieron pan, caldo y todo lo que pudiésemos necesitar. Fue un momento que mostraba a un grupo de personas unidas por algo más allá de la sangre: la fe católica y el ideal tradicionalista. Con los ánimos renovados  seguimos avanzando hacia nuestro destino, Lumbier, donde pasamos la noche en los salones parroquiales del pueblo. Tuvimos un rato de convivencia y oración y nos fuimos a dormir pronto para reponer fuerzas.

De madrugada  nos pusimos en pie  para emprender la marcha hacia el castillo, parándonos a desayunar y descansar en Sangüesa. Nos reunimos con una marea de gente de diversos grupos para caminar juntos los últimos 8 km acompañando a nuestro Señor Jesucristo y a su Santísima Madre en el camino al Calvario con el rezo del ViaCrucis. Tras 50 km de peregrinación llegamos por fin a nuestro destino, el Castillo de San Francisco Javier, donde nos encontramos con el resto de peregrinos para asistir a la Santa Misa y Bendición del Obispo.

Ha sido una experiencia inolvidable y nos ha ayudado a comprender que por muy duro que sea el camino el esfuerzo merece la pena. Hemos podido darnos cuenta del valor del esfuerzo y del compañerismo.

Muchísimas gracias a Cruz de Borgoña y a todos los que han formado parte de la peregrinación sea en su organización o participando en la marcha.

¡VCR!